De cómo una piedra reescribió la historia
Una piedra, una pequeña e insignificante piedra. Eso es lo que necesitó Muhammed edh-dhib, el Lobo, para reescribir la historia. Y es que, a veces, los hechos más banales acarrean consecuencias inverosímiles. Cuando este joven pastor beduino lanzó esa pequeña roca dentro de una cueva no sabía que iba a propiciar uno de los descubrimientos más importantes de su siglo. La piedra atravesó la oscura galería hasta estrellarse contra una vasija y el sonido de la cerámica haciéndose añicos desveló al pastor que allí dentro se escondía algún secreto. Es 1947 y nos encontramos en Qumrán, cerca de Jericó. Después de una eternidad, los manuscritos del mar Muerto acaban de salir a la luz. Leer más.
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